Editorial

Hechor y consentidor pecan por igual

Fiscales del Ministerio Público coordinaron un allanamiento en el municipio de Cuilapa, Santa Rosa, que culminó con la captura de tres personas que son señaladas del delito de trata de personas en su modalidad de explotación sexual.

Lo inusual del caso es el parentesco de los detenidos, con las víctimas, de entre 14 y 15 años y que eran sometidas a explotación sexual por su propia abuela, quien a cambio de entre Q200 y Q300 facilitaba el abuso sexual de las menores.

De acuerdo con las autoridades encargadas de la investigación, una de las jovencitas habría sido abusada por su propio abuelo, y otra persona se habría beneficiado económicamente del abuso sexua, razón por la que también fue capturada.

Si bien estas capturas evitarán que en lo sucesivo, las menores sigan siendo sometidas a ese trato denigrante por parte de sus propios familiares, quienes eran los encargados de velar por ellas y que se aprovecharon de lo vulnerable de su condición para obtener beneficios económicos a costa del sufrimiento de sus propias nietas.

Vale la pena llamar a la reflexión sobre el vergonzoso comercio sexual de que fueron objeto y que no habría sido posible de no existir hombres dispuestos a pagar por algo que jamás debió estar a la venta.

Este tipo de situaciones no deben darse ni justificarse bajo ninguna circunstancia y es preciso que la sociedad guatemalteca rechace este tipo de prácticas que producen secuelas irreversibles en las personas que las sufren.

Es necesario que las autoridades persigan y castiguen con todo el peso de la ley a los responsables de haber abusado de las menores de edad al igual que a los familiares que propiciaron las condiciones para que se dieran tan abominables vejaciones, sin olvidar la necesidad de atender psicológicamente a las víctimas, para que puedan sobrellevar de mejor manera los traumas que pudo ocasionarles el haber sido abusadas con la aprobación de sus tutores.

Pero más allá de eso, es necesario que los guatemaltecos cobremos conciencia de que los seres humanos no son objetos comercializables, bajo ninguna circunstancia y seamos respetuosos de la dignidad que merece todo ser humano, pues como dice un viejo refrán: ¨Hechor y consentidor, pecan por igual¨.

One thought on “Hechor y consentidor pecan por igual

  • Por que esto no se aplica en los casos de corrupcion, deberian de ser condenados quienes reciben como qienes dan. Esto deberia ser tipificado.

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