Rogelia Pineda Castillo: la vecina capitalina que celebró un siglo de vida con una gran familia y el corazón lleno de gratitud
Con una sonrisa que irradia serenidad y una memoria prodigiosa que guarda cien años de historia, Doña Rogelia Pineda Castillo, vecina de la Ciudad de Guatemala y originaria de San José Acatempa, Jutiapa, fue homenajeada por alcanzar los 100 años de vida, un acontecimiento que las municipalidades de ambas localidades celebraron con orgullo y reconocimiento público.
Doña Rogelia recibió diplomas honoríficos y aplausos sinceros de familiares, amigos y autoridades locales que destacaron su ejemplo de vida, su dedicación a la familia y su aporte a la educación, valores que la han convertido en un referente de longevidad y fortaleza.

Una vida dedicada al amor, la enseñanza y la familia de Rogelia Pineda Castillo
Nacida el 18 de octubre de 1925, en el seno de una familia unida del oriente del país, Rogelia recuerda con nostalgia los días de su infancia entre los cultivos de maíz y café, cuando ayudaba a sus padres en la huerta familiar.
“Sembrar y trabajar con las manos fue mi escuela de vida”, suele decir. En su memoria aún viven los aromas del queso recién hecho y del pan marquesote que horneaban en el horno de adobe de su abuela.
Ya de adulta, Rogelia formó su propio hogar y se convirtió en madre de diez hijos —nueve mujeres y un varón—, a quienes crió con esfuerzo, amor y disciplina. Hoy presume con orgullo una descendencia que incluye 26 nietos, 46 bisnietos y una tataranieta, una familia numerosa que se reunió para celebrar sus cien años en una emotiva fiesta que congregó a más de un centenar de personas.

El legado de una maestra
Con una vocación innata por la enseñanza, Doña Rogelia también dejó huella en la educación. Durante su estancia en Estados Unidos se dedicó a enseñar a niños de preescolar, y al regresar a Guatemala fundó su propio colegio, donde impartió clases durante más de tres décadas.
Su hija Myra Rodríguez Pineda recuerda con cariño las anécdotas que definen el espíritu creativo y amoroso de su madre.
“Días antes de Navidad nos pedía escoger diseños de ropa en revistas, haciéndonos creer que eran para otros niños… pero el 24 de diciembre descubríamos que ella misma nos había confeccionado la ropa para estrenar”, contó emocionada.
También relató que cada Semana Santa, su madre preparaba ropa de verano hecha a mano para sus hijos, antes de los viajes familiares a Las Lisas, Santa Rosa, tradición que todos conservan en el corazón.

Su consejo a las nuevas generaciones
Con una lucidez admirable, Doña Rogelia asegura que su secreto para llegar al siglo de vida es cuidar la alimentación, mantener la mente activa y valorar a la familia por encima de todo.
En su tiempo libre, disfruta leer el periódico, armar rompecabezas y compartir reuniones familiares.
Al pedirle un mensaje para los jóvenes, no dudó en decir:
“Pórtense bien, busquen siempre la felicidad y el apoyo en su familia. Eso los hará fuertes y los llevará lejos.”
Con una vida marcada por la fe, la enseñanza y el amor, Rogelia Pineda Castillo se ha ganado un lugar en la historia reciente de la capital como ejemplo de constancia y esperanza, recordando a todos que envejecer con dignidad es un arte que solo domina quien vive con el corazón agradecido.
