Notas curiosas

¿Qué es el sexo kinky?

El término BDSM nos puede resultar más familiar que la palabra “kink” o “kinky”, especialmente para todos aquellos que no son millennials (o generación Y). El BDSM se refiere a ‘prácticas consensuadas que involucran, pero no se limitan a, esclavitud y disciplina, dominación y sumisión y sadomasoquismo, compuesto por una dinámica de poder entre compañeros sexuales promulgada a través de diversas actividades.

Los jóvenes y adultos jóvenes de hoy en día usan el término kinky para referirse al BDSM, esto es, «participar en comportamientos que generan una cierta dinámica de poder, experimentar atracción hacia actos con cierta dinámica de poder y adoptar una identidad que transmite una cierta dinámica de poder» (según explica la escritora Jillian Keenan en Is Kink a Sexual Orientation?” de 2014).

 

El sexo kinky, por tanto, contrasta con el sexo vainilla, que definiría a lo convencional o normativo. No tiene una definición médica o técnica, pero hace referencia a una práctica sexual que cae fuera de la convención, lejos de actos como la conversación romántica, los besos, la penetración vaginal, la masturbación y el sexo oral. Así, dentro del sexo kinky encontraríamos:

Tipos de sexo kinky

– BDSM: Incluye una gama extremadamente amplia de actividades, desde azotes ligeros y juegos de roles dominantes / sumisos hasta fiestas de esclavitud y juegos de dolor.
– Fantasía y juegos de rol. Una de las formas más comunes de sexo perverso consiste en crear escenarios imaginarios. Podría ser tan simple como hablar de una fantasía en la cama o tan complejo como usar disfraces o representar escenas frente a extraños.
– Fetiches: Uno de cada cuatro hombres y mujeres está interesado en el juego fetiche, definido como tratar sexualmente un objeto no sexual o una parte del cuerpo. Los fetiches comunes incluyen los pies y zapatos, cuero o goma, y los pañales (autonepiofilia).
– Voyeurismo o exhibicionismo. Ver a alguien desvestirse o ver a una pareja tener relaciones sexuales sin su conocimiento son fantasías comunes de voyeur, mientras que tener relaciones sexuales en un lugar público es una forma de exhibicionismo. Ambas son sorprendentemente comunes: el 35% de los adultos encuestados estaban interesados en el voyeurismo.
– Sexo grupal: Tríos, fiestas sexuales, orgías y más: el sexo grupal es cualquier acto que involucre a más de dos personas.

Según una encuesta a gran escala realizada hace una década por Susan Wright, los comportamientos de sexuales menos convencionales más frecuentes dieron estos porcentajes: entre el 75% y el 90% de los practicantes fueron esclavitud, disciplina, dominio, sumisión, azotes, cuero, juegos de rol, exhibicionismo, poliamor, vestimenta fetiche y voyeurismo.

En la mente del público, el sexo kinky suele equipararse a «sexo extraño», algo que no entienden y, por lo general, no aprueban. Si no fuera por la erótica convencional y la pornografía softcore o porno blando(como «Cincuenta sombras de Grey»), es posible que no se esté habituado a experimentar con los límites en el dormitorio. Y si no fuera por estudios anónimos, podríamos no saber cuántas personas lo han intentado, y les ha gustado.

No es una práctica tan “rara”

 

Según el estudio Sexual Exploration in America Study publicado en 2015 en la revista PloS Onemás del 22% de los adultos sexualmente activos participan en juegos de roles, mientras que más del 20% se han involucrado en ser atados y azotados. Y lo que quizá es más sorprendente es que otra encuesta encontró que casi la mitad de las 1.040 personas encuestadas estaban interesadas en probar estar prácticas sexuales, incluso si no habían tenido la oportunidad de explorarlo. Y cada vez hay más investigaciones que demuestran que practicar sexo kinky en el dormitorio podría tener múltiples beneficios, tanto para la salud como para las relaciones.

 


No estás «loco» ni eres «raro» por querer probar el BDSM

 

El BDSM suele asociarse con el abuso y la violencia pero los estudios muestran que el individuo promedio que se involucra en este tipo de prácticas sexuales consensuales tiene una salud psicológica superior al promedio. Todo lo que necesitas es imaginación y un compañero que te siga el juego.

Si disfrutas de ciertos fetiches o quieres explorar el mundo más a fondo, no hay nada malo en ello. Además, ni siquiera necesitas vendas o esposas si quieres jugar con la privación sensorial o las restricciones: una corbata o una funda de almohada pueden funcionar en ambos casos.


Aunque este tipo de práctica sexual tiene muchos beneficios, hay algunas cosas que debes tener en cuenta para que tus exploraciones sean divertidas, seguras y positivas: consentimiento, establecer palabras seguras (seriamente, sin bromas), pensar y establecer límites, asegurarnos de que el dolor sea placentero y sin consecuencias para la salud y no olvidar el cuidado posterior, ya que 
hay mujeres que experimentan disforia postcoital o depresión post-coito, que incluye síntomas como ansiedad, irritabilidad o llanto sin motivo. Contrarrestar esta situación con cuidados posteriores, que incorporan intimidad emocional y comunicación, es realmente importante, especialmente para el BDSM.

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