Editorial

Acabar con el maltrato

Las autoridades policiales, reportaron la captura de una mujer de 28 años, identificada como Elsa Marina Caal Tzib, quien en estado de ebriedad maltrataba a sus hijos de 13, 12, 9, 3 años y a un bebé de un mes de nacido.

La hija mayor de la detenida, ameritó ser trasladada a la emergencia del hospital nacional de la localidad para ser atendida por  una herida en la mejilla, provocada por una mordida de su progenitora.

Esta lamentable detención debe llamar a toda la población guatemalteca a reflexionar sobre los deberes y responsabilidades que conlleva la paternidad, para no dañar a niños inocentes que se ven expuestos a las consecuencias del alcoholismo y la irresponsabilidad de los padres, quienes probablemente provengan de círculos familiares donde fueron, a su vez, víctimas de maltrato.

La sociedad guatemalteca, debe tomar conciencia de que traer hijos al mundo conlleva una gran responsabilidad y que del ejercicio de la misma depende en gran medida el futuro del país, pues si somos incapaces de educar con amor a nuestros niños y adolescentes, deberemos enfrentar las graves consecuencias del maltrato infantil, que son, entre otros, el origen de múltiples conflictos que nos afectan como sociedad.

Es necesario frenar los abusos contra la niñez y la adolescencia y así garantizarles un desarrollo integral. No obstante, en los casos que ameritan la intervención de las autoridades, es necesario que todos seamos capaces de denunciar los abusos en contra de la niñez con valentía y confianza en las autoridades, a fin de preservarla de abusos por parte de personas que carecen de las calidades necesarias para ejercer una paternidad responsable.

Las necesidades de la niñez son muchas en un país que permanece ajeno a las mismas. Diariamente son muchos los padres que se abandonan a los vicios, como el alcohol y las drogas, en lugar de atender debidamente las necesidades de sus hijos, por lo que resulta sumamente importante escuchar con atención las solicitudes de auxilio de una población infantil sumamente vulnerable a todo tipo de abusos.

La responsabilidad de atender las necesidades de los hijos, no puede anteponerse a la tentación que ofrece la evasión de la realidad a través de la intoxicación alcohólica, pero que produce gravísimas consecuencias en la vida de los niños que, de no proteger efectivamente de tales ejemplos, están condenados a continuar con el círculo de maltrato y abuso del que hoy son víctimas.

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