Editorial

Una guerra en la que no le tienen temor a nada

La rivalidad entre las pandillas ha llegado a niveles insospechados y se presume que cuentan con algún tipo de apoyo intelectual, pues planifican cada uno de sus ataques de una forma bien detallada, aparte de que tienen una red de información que les facilita todo lo que deben saber para que los pistoleros puedan actuar.

Ayer, se puso en evidencia tal situación. Lo ocurrido en Chimaltenango es un ejemplo claro de que los integrantes de la maras se encuentran en plena guerra, y que tanto las autoridades como los ciudadanos honrados nos encontramos en medio de este desaguisado, que sigue cobrando vidas inocentes. Pero estos hechos también dejan en evidencia que el alto mando de la Policía Nacional Civil (PNC), sigue sin tomar en serio que los integrantes de las gavillas no se andan por las ramas al momento de actuar y si tienen la orden de asesinar a un rival o a otro objetivo, llevan a cabo su plan y poco les importa si en su accionar hacen daño a terceros.

Si la cúpula de la PNC sabía que al reo que iban a trasladar de la cárcel era alguien peligroso con el nombre de Carlos Israel Girón Pascual, miembro de la “Rueda” del “Barrio 18”, por qué entonces no se tomaron las medidas de seguridad para su traslado y no enviar a solo dos policías en una autopatrulla a trasladarlo, sin llevar otra escolta.

Ahora, se llora la muerte de los agentes de la PNC Arnoldo Victoriano Leja Peneleu, y Alberto Guigui Mercar, quienes ofrendaron su vida en cumplimiento del deber y era de esperar que no iban a poder defenderse, pues no solo fueron emboscados sino que sus agresores portaban fusiles AK-47. De suerte que los dos guardias del Sistema Penitenciario están vivos. Lo ocurrido deja una dura lección a las autoridades, hay una guerra entre pandillas, ya que, según se indicó, son miembros de la Mara Salvatrucha (MS) los que eliminaron a un jefe marero, y por ende, los miembros del “Barrio 18” no se van a quedar con las manos cruzadas.

 Ayer, un albañil fue alcanzado por balas perdidas, mientras varios padres de familia, junto a sus hijos, a quienes iban a dejar a los centros educativos, se salvaron por un pelo de quedar en medio del tiroteo. ¡Se honra a los agentes de la PNC caídos en cumplimiento del deber!

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