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Celta entra en la historia

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El Celta y su afición no dejan de soñar. Es muy difícil explicar con palabras el sufrimiento y la satisfacción vividos.

Fueron noventa y siete minutos de puro infarto. El partido respondió a todas las expectativas de las grandes citas.

El estadio lleno, a rebosar, rugiendo como si fuera el último grito, con un colorido impresionante. Tal fue la puesta en escena que los célticos parecían fuera de sitio en los primeros minutos, desubicados.

Cada vez que el Genk pasaba del mediocampo el estadio era una olla a presión y Trossard no tardó ni cinco minutos en hacer de las suyas. Se deshizo de Mallo y depositó el cuero en la cabeza de Samatta, que remató fuera.

A partir de ahí, el Celta se adueñó del esférico para así templar sus ánimos y enfriar el calentón belga.

Antes del descanso, Berizzo se vio obligado a mover su primera pieza por la lesión de Guidetti.

Beauvue fue el elegido y tardó segundos en rematar, obligando a Ryan a demostrar sus extraordinarios reflejos. Acto seguido Aspas también amenazó con un disparo que se fue desviado.

En la segunda parte se destapó el tarro de las esencias y el partido se convirtió en una caja de sorpresas. Beauvue desperdició un mano a mano y después Pione Sisto golpeó el balón con el alma, empujado por todo el celtismo, y envió el balón a la gloria. O eso parecía, porque para lograr la histórica hazaña hubo que sufrir.

El tramo final fue de muchísimos nervios e incertidumbre por el resultado. Hubo una tangana monumental tras un empujón sin balón de Dewaest al ‘Tucu’ Hernández.

El exbético Alejandro Pozuelo, en las filas del Genk, también se metió contra el colegiado quien supo cortar a tiempo.

Trossard se resistía a dejar Europa y se inventó un gol de genio para el empate. Faltaban veinte minutos, pero parecieron 23 años, los que pasaron desde que el Celta perdió aquella final de Copa en Madrid, también en un 20 de abril. Esta vez la historia tuvo un final feliz. Y el sueño continúa…

Marcus Rashford
Marcus Rashford anotó el gol de la
victoria del Manchester United.
En la prorroga

El Manchester United sufrió como nunca para alcanzar las semifinales de la Europa League después de eliminar a un orgulloso Anderlecht que forzó la prórroga (2-1).

El tanto de Rashford, a tan solo quince minutos para el final, evitó los penaltis en un cruce emocionante y ajustado en el que el cuadro de Mourinho se exigió al máximo a pesar de su etiqueta de favorito.

Nada inquietó al Anderlecht. Ni Old Trafford, ni tampoco la ventaja parcial del United, acentuada por el gol inicial de los diablos rojos con el que se presuponía una travesía sin vaivenes a la siguiente fase.

El cuadro belga, sin embargo, respondió con suma personalidad, sin amilanarse a pesar de que el escenario era cuanto menos complicado. Arrebató el balón a los ingleses, a quienes sometieron con juego elaborado y jerarquía.

Le faltó, en cambio, rigor defensivo y de ahí sacó provecho el cuadro de Mourinho, que pronto se cercioró de la lentitud de los mediocampistas en la transición. Un pase en profundidad de Pogba desnudó a su rival y, desde la segunda línea, llegó Mkhitaryan para embocar el primero de la tarde (9’).

Luego la insistencia belga tuvo premio pasada la media hora. Hanni, atento a un disparo que se estrelló en el larguero, aprovechó el rechace para neutralizar y empatar un encuentro en el que los violetas estaban siendo superiores.

El conjunto de Mourinho cambió ante las urgencias de verse fuera de la competición y remató el trabajo en el segundo tiempo de la prórroga, esta vez Rashford no fallaría y definiera con precisión (106’).

No pudo más el Anderlecht, que se rindió como los campeones, luchando hasta el final para obrar un milagro que nunca llegó. El Manchester United está en semifinales, pero los nervios no se los quita nadie.

Olympique de Lyon derrotó al Besiktas
El Olympique de Lyon derrotó al Besiktas
en la tanda de penaltis y estará en semis.

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