Acción

Suda para remontar

Habían pasado 328 días desde el último partido de Rafael Nadal en tierra batida. Fue en la segunda ronda de la pasada edición de Roland Garros con el argentino Facundo Bagnis. Después tuvo que retirarse del torneo por la muñeca antes de jugar la tercera ronda con Marcel Granollers.

Kyle Edmund, 45 de la ATP y con seis triunfos individuales en cancha lenta, parecía el menos indicado para interrumpir la racha positiva del campeón de 14 grandes en el Principado monegasco.

Muy cerca estuvo de hacerlo pero finalmente claudicó por 6-0, 5-7 y 6-3, en 2 horas y 18 minutos. El defensor de la corona, que nunca había cedido en su estreno en Montecarlo en 13 participaciones, fue de más a menos ante un público rendido a su dominación.

Los aficionados fueron a ver un partido de tenis en el que estaba presente un jugador que gana más del 91 por ciento de sus partidos cuando pisa la arena. A los 29 minutos, el marcador reflejaba un 6-0 para Rafa, que había roto hasta tres veces el saque de Edmund.

Para encontrar la última vez que se había anotado un rosco había que remontarse a la segunda ronda del US Open 2016 con Andreas Seppi. Edmund sumó su primer juego a los 35 minutos. Nadal estaba en su salsa, recuperando pelotas imposibles desde la publicidad estática con resbalones que sólo él sabe hacer.

El partido empezó a torcerse con la concesión del primer ‘break’ por parte de Nadal, con una doble falta, cuando ya dominaba por 2-1 en la segunda manga. Se puso nervioso y adoptó un perfil excesivamente conservador, pegado a la valla.

Edmund soñó, a partir de entonces, con la posibiidad de la victoria. Se colocó 2-4 a su favor y pelota de 2-5. Luego, con 4-5, estuvo a dos puntos del set. La derecha del británico hacía estragos y gracias a su contundencia firmó las tablas.

Edmund tuvo su gran oportunidad con el 1-2 y punto de rotura. Falló, y en el juego posterior, su rival dio un paso adelante. Pero Nadal estaba tan atenazado por los nervios que no aprovechó su mínima ventaja y encajó otro ‘break’.

Su experiencia, la que le ha hecho valedora de la condición de rey de la tierra, le ayudó a sacar el partido adelante. Hasta una paloma apareció en medio de la pista para bajar la tensión del momento.

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