Sin miedo a nada
Tal parece que esa fuera la consigna de los grupos de maleantes que tratan de hacer de las suyas en Guatemala, y estamos hablando de las maras, los delincuentes comunes, los carteristas y hasta los miembros del crimen organizado, todos hacen sus fechorías sin miedo a nada. Eso de nuevo quedó demostrado ayer cuando, al finalizar la tarde, un grupo de investigadores de la PNC se topó con un grupo de jóvenes que al verlos sin temor sacaron sus armas y les empezaron a disparar, los agentes respondieron al fuego.
Por supuesto, pidieron apoyo vía radio para poder copar al grupo, los cuales al escuchar el sonido de las sirenas que anunciaban la llegada de más agentes a bordo de patrullas, ni lerdos ni perezosos pusieron tierra de por medio y a puros balazos escaparon del punto, refugiándose en su guarida, desde donde mantuvieron en jaque a los agentes por varios minutos. Los hechos ocurrieron en la colonia San Ignacio, zona 7 del municipio de Mixco, donde los agentes al final pudieron ingresar a la vivienda y redujeron al orden a los mareros que no querían rendirse, pero al verse superados en número lo hicieron, y seis de ellos ya están tras las rejas.
Pero lo curioso de todo esto es que de los detenidos cuatro son menores de edad. La duda es qué hacen los papás de estos patojos que no corrigen y evitan que se involucren con escorias como Mauricio José Solórzano Can, alias “el Pinky”, quien no les va a dar un buen ejemplo. Claro que me van decir que no los puedan castigar, porque existe la ley de protección al menor. Pero deben entender los padres que ellos son los primeros en tener la responsabilidad, para corregirlos y educarlos, y si se les debe aplicar la “ley”, ya que Dios dejó ciertas áreas blandas para tal fin, pues hacerlo no los va a matar, sino les hará hombres y mujeres de bien, el evitar castigarlos hará que terminen en prisión o en el cementerio.
Lo de ayer solo demuestra que los jóvenes no solo no han sido corregidos por sus padres, sino que están dispuestos a morir para poder ser miembros de la pandilla del “Barrio 18”. De nosotros como padres depende que ya se suprima este flagelo que son las maras, educando bien a nuestros hijos desde pequeños.