Editorial

No a la interpelación

Las interpelaciones a los ministros de gobierno, se ha convertido en un caballito de batalla por parte de diputados al Congreso de la República. Pero muchos de ellos las utilizan tan solo para demostrar que pueden y mandan, y sobre todo por capricho.

En este caso, como ya es costumbre, en el Organismo Legislativo se había programado iniciar el “tour” de pérdida de tiempo, al citar al Pleno a la ministra de Salud Pública y Asistencia Social, Lucrecia Hernández Mack, quien por cierto no es del agrado de los congresistas, porque se ha negado a ser parte de las “tranzas” de ellos, ni ha recibido a ningún contratista enviado de ese lugar, y eso ha “alborotado el hormiguero”, como se podría decir, ya que más de algún congresista que ve dañados sus mezquinos intereses se ha tomado la libertad de citar cuántas veces ha querido a la funcionaria, quien ha tenido que asistir, so pena de ser demandada si no atiende a los “venerables padres de la patria”.

Otra de las cosas que ha disgustado a los señores estos, es que la titular de la cartera de Salud se ha puesto bien los pantalones y está en busca de revertir el pacto colectivo con los sindicalistas del ministerio, pues lo considera letal. Y, por qué no decirlo, tiene toda la razón, ya que los señores del sindicato deberían dedicarse a trabajar, y atender a los miles de pacientes que todos los días acuden a recibir atención a los hospitales del país, y no seguir “sangrando” el presupuesto de Salud, del cual absorben un buen porcentaje.

Pero debido al respaldo popular, así como de varias organizaciones, que ha recibido la ministra de Salud, rechazaron la intención oportunista de los diputados de querer sentar a la funcionaria en el banquillo de los acusados en el hemiciclo, y realizar un “linchamiento político” de ella, por el simple hecho de que no ha cedido a sus caprichos. Los congresistas entraron en razón y ayer, al final de la tarde, se supo que los ponentes de la interpelación decidieron retirarla y, según los diputados de la bancada Movimiento Reformador (MR), acordaron no asistir al juicio político, razón por la cual se vieron obligados a desistir y prefieren que la ministra “haga su trabajo sin dilaciones”.

Una medida acertada, el pueblo quiere un Congreso que legisle a favor de las clases necesitadas, y no pierda el tiempo en juicios políticos innecesarios.

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