Escena

El Santo entierro de Santo Domingo

Doctor: Edwin Rodolfo García García

Aunque algunos sitúan el Santo Entierro de Santo Domingo en 1547 como año de su inicio, no hay prueba escrita que lo respalde. Sin embargo, es en 1582 cuando aparece un primer documento en donde se detallan los gastos de la procesión de la Virgen de Soledad y del Santo Entierro, y por esos años puede ubicarse el comienzo de una procesión que fue creciendo conforme fueron pasando los años, al grado de convertirse en una de las más importantes en la antigua capital del Reino de Guatemala, en donde participaba el Ayuntamiento en pleno y buena parte de la sociedad guatemalteca.

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PRIMEROS CAMBIOS

Hacia 1650 comienza a tener cambios importantes, por ejemplo, la primera urna hecha de carey y plata, atribuida al escultor colonial Pedro de Mendoza. En 1697 comienza la participación de los gremios de la época (panaderos, herreros, carpinteros, etc.), quienes se encargaban de vestir y decorar a los llamados ángeles llorones que a la fecha siguen formando parte del cortejo dominico. Luego de destruida la capital del reino por los terremotos de Santa Marta, en 1773, fueron los dominicos una de las primeras órdenes religiosas en trasladarse a la Nueva Guatemala de la Asunción.

No pasarían muchos años para que el Santo Entierro volviera a recorrer las calles de la nueva capital, manteniendo la estructura que traía de la antigua ciudad. Así las cosas, el Ayuntamiento continuaría siendo el encargado de organizar la procesión, hasta que el 18 de julio de 1852 se funda la Hermandad del Señor Sepultado de Santo Domingo, a solicitud de varios devotos de la imagen bajo la dirección fray Pedro Mártir Salazar, quien sería a la vez su primer presidente, por lo que la Municipalidad de Guatemala traslada a la nueva asociación todos los bienes que tuvo a su cargo durante más de 200 años. El primer hermano inscrito en el libro matriculario de la hermandad es, precisamente, la Municipalidad de Guatemala.

A partir de ahí se sucederían una serie de cambios, que comenzarían en 1858 con la restauración de la imagen del Señor, se le hizo nuevos brazos y manos, las rodillas que estaban levantadas se modificaron a manera de dejarlas extendidas, y se retocó la pintura del rostro, trabajo realizado por el escultor Pedro Gallardo. Posteriormente, en 1863, es traída de Francia la urna de bronce en la que actualmente se procesiona al Señor Sepultado, esta es un obsequio de don Manuel Sáenz de Tejada, quien la vio en exposición en una feria mundial y la envió a Guatemala para el Señor de Santo Domingo.

Originalmente vino pequeña, por lo que se partió en dos para dar cabida a la escultura, dejando una división en el centro que se disimuló colocando unos querubines que dificultaban la visibilidad de la imagen. En 1940 se realizan modificaciones definitivas a la urna, para dejarla como la conocemos hoy: se hizo más alta y se hicieron de nuevo las patas y los cerchones, trabajo efectuado en los talleres de don Benjamín Granados, gran devoto del Señor. En 1868, para darle más cuerpo al cortejo, comienzan a salir las imágenes de los santos varones José de Arimatea y Nicodemo, imágenes que siguen saliendo en la actualidad. En 1888 se trae de Europa un Viacrucis con cuadros pintados al óleo, y que salieron hasta 1936 cuando, con la venida de los pasos, dejan de salir.

NUEVO SIGLO, MÁS CAMBIOS

Con la llegada del siglo XX vendrían más cambios. Por ejemplo, en 1907 principian a salir las imágenes de los soldados romanos Longinos, quien atravesó con su lanza el costado del Señor, y Cornelio, uno de los primeros romanos en convertirse en seguidores de Jesús, ese mismo año sería el último en que los hermanos usarían la cara tapada con conos en la cabeza, y que dio pie al nombre de “cucuruchos” con que actualmente se conoce a todos los participantes de las procesiones ya que el Presidente de la República, Manuel Estrada Cabrera, prohibió a los devotos taparse la cara durante la procesión, al enterarse que un grupo de enemigos políticos planeaba un atentado en su contra, cuando el santo entierro de Santo Domingo pasara por donde estaba el gobernante.

En 1929 comienzan a llegar procedentes de España los pasos del Viacrucis, grupos escultóricos que representan la pasión de Nuestro Señor. Los primeros en llegar fueron La oración en el huerto, el Encuentro de Jesús con la Virgen, Jesús y el Cirineo, el Calvario y la Piedad. En 1932 llega La sentencia, que fue bendecida el 13 de marzo de ese año, siendo padrino de la ceremonia el general Jorge Ubico, presidente de Guatemala. En 1933 llega la Verónica, y pasarían 26 años antes de que llegaran al país los 2 últimos pasos: El beso de Judas y la Caída.

Con la llegada de los pasos dejó de salir toda la parafernalia que había acompañado al Señor desde la fundación de la hermandad, de esa cuenta ya no se vio en el cortejo a los cuadros del Viacrucis, los romanos, los varones y las insignias de la pasión, y no es sino en 1980 cuando comienzan a salir de nuevo, manteniéndose hasta la fecha como parte de la procesión.

En 1910 se introduce la luz incandescente en la procesión de Santo Domingo, siendo uno de los pioneros en ese aspecto; en 1940 se comienza a utilizar las lámparas de gas neón para iluminar la urna, en 1970 se comienza a utilizar la planta eléctrica como sistema de iluminación, dejando atrás el uso de carretones con baterías para automóvil que se usó durante décadas y que marcaría un cambio sustancial en ese aspecto. Posteriormente, en 1988, se cambia el sistema de iluminación al que actualmente se usa y que consiste en utilizar luz LED oculta a los ojos del espectador.

El escudo que llevan los hermanos en el brazo izquierdo fue creado en 1941 por don Rodolfo Castillo Azmitia, entonces presidente de la Hermandad y, contrario a lo que pudiera pensarse, no se hizo para distinguirse de los miembros de otras hermandades sino para diferenciar a los hermanos de los cargadores de pasos pues éstos últimos no podían usar escudo hasta cumplido el requisito de cargar pasos el primer año, este escudo fue modificado al elevarse el templo de Santo Domingo a la categoría de Basílica Menor de Nuestra Señora del Rosario, trabajo realizado por los hermanos Roberto Yaeggy y Juan Manuel de la Riva, quienes agregaron las llaves y la tiara papal al escudo original, siendo estrenado para el día de la consagración del Señor Sepultado, el 11 de marzo de 1973.

El Señor Sepultado inicia su recorrido pocos minutos antes de las 3 de la tarde del Viernes Santo de cada año, recorriendo calles y avenidas del Centro Histórico, es acompañado por las imágenes de la Virgen de la Soledad, bella obra del barroco guatemalteco que proviene de finales del siglo XVI o principios del XVII, y que fue la primera imagen en su género hecha en Guatemala, convirtiéndose en modelo para las imágenes de la Soledad que se hicieron después, acompañan también San Juan y Santa María Magdalena, obras del siglo XVIII, y que también son las primeras de su género realizadas en el país, complementan los acompañantes de la Virgen las imágenes de María Salomé y María Cleofás, atribuidas al escultor Juan Ganuza en el siglo XIX.

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