Editorial

Es necesario aceptar la culpa

Da miedo observar cómo el actual Gobierno y, principalmente, el presidente Jimmy Morales no tiene la capacidad para aceptar la responsabilidad de lo ocurrido en el tristemente célebre lugar mal llamado Hogar Seguro Virgen de la Asunción, ubicado en San José Pinula, porque aunque quieran salirse por la tangente, el Estado es el único responsable de la muerte de, hasta el momento, 37 adolescentes.

Se ha hecho oídos sordos a todo, pero creemos que es el momento en que debe demostrarse que es el Presidente de los guatemaltecos, y no salir a dar una conferencia sin sentido y fundamento, para asumir el reto de aceptar la responsabilidad y buscar reparar el daño a las víctimas y sus familias, además, llevar a los tribunales a los responsables de las violaciones a los derechos humanos de las niñas de ese centro, que bien ha sido llamado “Casa del Horror”.

Da rabia escuchar los relatos desgarradores de dos mujeres, ahora adultas y madres de familia, quienes narraron los vejámenes de que fueron objeto durante su estancia en ese lugar, y que a pesar de que las denuncias se hicieron desde 2013, nadie hizo nada por rescatar a los menores que eran víctimas de mal trato y explotación sexual.

Lo más grave es el señalamiento sobre una bien estructurada banda dedicada a la trata de personas que opera en ese lugar, al amparo de que es una institución del Estado. El Ministerio Público tiene igual responsabilidad, como todos los actores, pues al parecer tenían conocimiento y  jamás actuaron a favor de los niños, niñas y adolescentes que aterrados debían soportar día a día las violaciones.

La duda es fuerte, en torno a que el incendio, luego del motín, no fuera provocado por las mismas víctimas, sino que hubo mano criminal, pues muchas de quienes estaban en ese sector eran las “rebeldes” que se oponían a seguir siendo utilizadas como objetos sexuales y lo más sencillo era eliminarlas. Se espera que las autoridades que investigan los hechos no vayan a encubrir a los responsables de todos los hechos que han salido a luz, sino que, de ser ciertos, ubiquen y capturen a los involucrados, para honrar el nombre de las fallecidas.

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