Quería ser sacerdote, pero le tuncaron el sueño
El sueño de Oscar Armando Top Cotzajay, de 10 años, era convertirse en sacerdote de la iglesia de Cerro Alto, y tenía como objetivo servir al prójimo, sin embargo, la violencia le truncó sus anhelos, pues el domingo recién pasado por la mañana, fue arrojado su cadáver junto al de un compañerito, en un camino vecinal que comunica con la aldea Cruz Blanca, San Juan Sacatepéquez, ambos estaban envueltos en dos costales de polietileno.
Ayer por la mañana, en el caserío Los Ajvix, aldea Cerro Alto, San Juan Sacatepéquez, fueron velados los restos mortales de los menores Top Cotzajay, de 10 años, y Carlos Daniel Xiquín Top, de 9, ya que los pobladores acudieron masivamente para solidarizarse con las dos familias afectadas por la violencia que les ha tocado vivir. Bastante afectados por la forma en que fueron asesinados los niños, según el informe médico forense del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), las víctimas fueron degolladas.
“La visión y el gran sueño de Oscar Armando era ser sacerdote, pero desgraciadamente los ingratos lo mataron con tanta saña. Al momento de su muerte era monaguillo de la iglesia de Cerro Alto. Era entusiasta, siempre estaba presente en cualquier actividad que se realizaba en nuestra aldea, estamos alarmados y pedimos justicia, que capturen a los hechores que mataron a dos niños inocentes”, decía Luis Ajux.
Mientras los maestros y los alumnos de la Escuela Oficial Rural Mixta Los Ajvix, a eso de las 10:00 de la mañana suspendieron las clases para rendir un homenaje póstumo a sus compañeros fallecidos, se mostraron tristes sobre todo en tercero y cuarto grados, en donde ahora solo quedan los pupitres que utilizaron.
Hace tres semanas que llegaron los plagiarios
Según las primeras investigaciones, tanto del Departamento de Delitos Contra la Vida y el comando Antisecuestros de la Policía Nacional Civil, coinciden en señalar que hace 20 días empezaron a llegar a la comunidad los ocupantes de un picop negro, pero nadie sospechó de ellos, se deduce que estaban averiguando la identidad y movimientos de sus víctimas. Fue hasta la semana pasada que empezaron a darles “jalón” en el vehículo, con el fin de que sus víctimas no tuvieran temor, hasta que ocurrió el secuestro. Exigieron una fuerte suma de dinero. La primera hipótesis de los investigadores policiacos es que el objetivo de los plagiarios era Oscar Armando, pues su familia tenía ciertas facilidades económicas, pues el papá está en los Estados Unidos, recientemente habían finalizado la construcción de una vivienda.