Bueno, nos quieren dejar sin transporte
De continuar la serie de ataques a los prestadores del servicio de camionetas y microbuses, tanto urbanos como extraurbanos, que ha cobrado la vida de cientos de pilotos y ayudantes, pues los hechos se vienen suscitando desde hace varios años, lo único que se va a lograr es que ya no haya quien desee trabajar en estas unidades. Al no haber quien quiera trabajar como piloto, lo que va a pasar es que se terminará el servicio y quienes debemos utilizar este medio de transporte vamos a pasar verdaderos aprietos para poder movilizarnos.
Pues ya es claro que este tipo de delincuentes, agrupados en las conocidas maras, han superado en todo sentido a las fuerzas de seguridad, a las cuales les han perdido el temor. Se ha visto que se atreven a dejar cuerpos mutilados en las cercanías de las sedes de la Policía Nacional Civil (PNC) e, incluso, con total desfachatez asesinan a sus objetivos frente a dichas sedes policiales. Claro, en algunos casos las autoridades han logrado reaccionar a tiempo y capturar a los presuntos sicarios, a quienes por lo que se ve les encanta ser aprehendidos por las autoridades.
Ahora bien, es momento que los congresistas emitan leyes más duras, que se faculte a la PNC a hacer uso de las armas, sin temor a enfrentarse a este tipo de vándalos, porque al momento no lo hacen, debido a que siempre estarán metiendo sus narices los delegados de los Derechos Humanos, que salen a defender a los malandrines. Empieza a quedar claro que la población ya se cansó de los mareros, extorsionistas y sicarios, ya no digamos de los ladronzuelos, y que los habitantes han decidido a tomar la ley en sus manos, algo que ya lo hemos dicho que no es bueno, porque hará que personas decentes se conviertan en lo que los delincuentes son. Por lo que es urgente que se haga una lucha frontal en contra de las maras, y se les desarticule de una vez por todas y, de ser necesario, como se ha dicho varias veces en este espacio, se vuelva a poner en vigencia la pena de muerte, que los diputados hagan lo que tienen que hacer, pues ellos viajan en cómodos carros, rodeados de guardaespaldas, pero el ciudadano de a pie no, por lo que clama la aplicación de esta medida.