Gaga y su desliz en el show más caro de la historia en el Super Bowl
La cantante realizó una sesión de fotos previa a su actuación en el Super Bowl que dio de que hablar ya que ocurrió un desliz en la sesión. Sentada en el césped del estadio, las cámaras captaron la ropa interior color carne de la artista y las redes sociales ardieron con las instantáneas robadas a la intérprete de Bad Romance.
Con saltos al vacío, juegos pirotécnicos y hasta 300 drones que dibujaron estrellas a sus espaldas, la cantante estadounidense prefirió el espectáculo a la polémica en su actuación de la gran final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), el Super Bowl.
La estrella del pop había prometido un concierto «interesante y emocionante» que tendría como únicos mensajes políticos los mismos viene defendiendo durante su carrera: la necesidad de igualdad y la idea de que «el espíritu de este país es de amor, compasión y amabilidad», según adelantó al diario The New York Times.
Vestida con un body plateado de manga larga con hombreras, pedrería dispuesta en líneas verticales y unas botas altas a juego, la rubia cantante entonó las primeras notas mientras detrás de ella el cielo parecía llenarse de estrellas.
Se trataba, en realidad, de 300 drones de la compañía Intel que después dibujaron la bandera estadounidense, una parte del espectáculo que tuvo que grabarse antes del Super Bowl para cumplir con las reglas gubernamentales sobre aviones no tripulados.
La cantante se lanzó al vacío y, sostenida por cuerdas, comenzó a cantar desde una torre su éxito Pokerface, saltando y dando volteretas en el aire antes de bajar al escenario en medio de un despliegue de pirotecnia.
Muchos fans esperaron, sin éxito, que Beyoncé apareciera en el escenario para cantar junto a ella Telephone, el dueto que ambas popularizaron en 2009 y que finalmente interpretó Lady Gaga en solitario pese a los rumores sobre una posible intervención de la diva del pop.
No hubo, de hecho, ningún artista invitado en la actuación de este año, como sí ocurrió el pasado, cuando Beyoncé cedió parte del protagonismo al cantante Bruno Mars y el grupo Coldplay.
Con información de: La Vanguardia