Editorial

Debemos de cambiar el chip

Estamos acostumbrados a escuchar, leer y observar por los medios de comunicación todo tipo de noticias, y somos bombardeados con todo tipo de información, lo cual hace que nos hagamos proclives a endurecernos y, aunado a la situación personal de cada guatemalteco, hace que a unos nos afecte más y a otros menos, por lo cual nos da igual lo que sucede a nuestro alrededor.

Nos volvemos insensibles ante el sufrimiento ajeno, ante la necesidad de otros y, muchas veces, hasta de nuestra propia familia, y eso no es bueno, porque lo que hace es convertirnos en seres humanos sin valor.

Podemos ver que se produce una balacera, que hay un accidente de tránsito y que localizan restos humanos o personas encostaladas y, sin ser comunicadores sociales, corremos para ver qué fue lo que pasó.

El morbo nos hace ir a ver, pero no nos impulsa a apoyar, solo queremos saciar nuestra insana curiosidad. Muchas veces hemos visto en escenas de un crimen a niños parados en donde está colocada a línea que colocan las fuer zas de seguridad, para que el Ministerio Público (MP) pueda realizar su labor de recabar evidencias, de no estar esa barrera, el pequeño estaría encima, como se dice, viendo todo lo que hacen las autoridades.

Es urgente que los adultos, entre ellos los padres de familia, entre quienes nos incluimos, que nos sentemos a pensar y decidir que es momento de cambiar ese chip como se menciona, y tener un cambio de actitud, porque al paso que vamos, las generaciones que van para arriba y las que están naciendo, van a heredar una Guatemala en ruinas, tal vez no literalmente, pero sin moral, agobiada por una violencia que ya es imparable.

Pero eso, como ya lo expresamos, puede cambiar. ¿Cómo? Busquemos orientar a nuestra niñez y juventud por el camino correcto, que en las escuelas y colegios les inculquen de nuevo normas de conducta, y en nuestros hogares iniciar ese proceso, pero sobretodo controlar qué programación ven nuestros hijos en la televisión, y platicarles sobre los que tienen orientación violenta.

Guatemala requiere de la ayuda de todos para luchar contra la delincuencia y la violencia, y qué mejor que orientar a nuestros hijos.

El cambio está en nuestras manos.

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