Una nueva oportunidad de vida
A veces, la vida te da nuevas oportunidades. Eso le ocurrió ayer al albañil Romeo Canel, de 21 años, quien quedó soterrado en la zanja en la cual trabajaba junto a otros cuatro compañeros, de los cuales uno murió. Canel quedó sepultado, pero los socorristas lo buscaron y, luego de varios minutos, lo encontraron, y al percatarse que aún vivía le aplicaron los primeros auxilios, además de oxígeno y suero. Como un valiente soportó por seis horas el estar atrapado bajo la tierra y sentir la presión que la misma ejerce sobre el cuerpo, después el trabajador fue sacado del lugar.
El accidente laboral tuvo lugar en el kilómetro 8.5 de la ruta a Muxbal, en Santa Catarina Pinula, cuando Canel laboraba junto a otros en el paleo de una zanja, de algunos metros de profundidad, en la cual iban a instalar tubos para drenajes. Claro, todos sus compañeros aplaudieron y se regocijaron con el hecho de que lo habían sacado con vida, y que lo habían llevado a un centro asistencial, en donde se recupera.
La verdad es que esta nueva oportunidad para seguir viviendo la debe aprovechar al máximo, y pensar que esa oportunidad no la tuvo otro compañero, que junto a él quedó en fondo de la zanja, pues murió allí mismo. Este accidente le va a servir de lección para tomar las precauciones al realizar su labor, a partir de que retorne a ese lugar, o bien decida retirarse y buscar otra forma de ganarse la vida, más si se trabaja con elementos de alto riesgo, como la tierra, la electricidad, el agua, los químicos, entre otros.
Hoy, Canel tiene un nuevo chance de vida, pues a aprovecharla bien. Si tiene padres, pues que los respete y les dé su lugar, o bien si tiene su propia familia, que también les dé su honra. Pero sobre todo, que le dé gracias a Dios, porque no dejó que la muerte le arrebatara la vida. Que busque a Dios, porque si no se lo quiso llevar, es que Canel tiene muchos retos que debe afrontar, para algo lo tiene en la tierra, de seguro es algo de lo cual no tiene ni la menor idea, ni mucho menos los que redactamos este editorial, ni quienes lo leen. Es cierto, Dios tiene un propósito para su vida.