Difícil prueba

Luis Enrique puso el freno de mano a cualquier síntoma de relajación. Y lo hizo con una declaración contundente. De esas que frenan cualquier tipo de euforia. «Es un partido peligrosísimo. Y mis jugadores lo saben».

El mensaje es un contrapunto, tras lo ocurrido en la ida, donde el Barcelona logró un resultado formidable. Un 0-1 que dejó la eliminatoria encarrilada y que invita a pensar en la posibilidad de hacer historia. En lograr la tercera Copa del Rey consecutiva. Algo que solo ha ocurrido en una ocasión en la historia del club.

La primera vez fue el año 1951 (3-0 en la final precisamente ante la Real), un año más tarde el conjunto azulgrana se impuso al Valencia (4-2 en la prórroga) y en la siguiente edición ganó al Athletic (2-1).

Una gesta que el Barsa de Luis Enrique tiene la oportunidad de repetir esta temporada. Antes deberá clasificarse para las semifinales, frente a una Real que jugó un partido intenso en la ida.

Un gol de penalti de Neymar dejó las cosas muy de cara, para un Barcelona que quiere estar en el sorteo del mañana. Para el encuentro en el Camp Nou se esperan rotaciones. Más aún con bajas tan sensibles como la de Iniesta y Busquets.

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