Editorial

Sin temor a nada

En la mente de los pistoleros, lo único que tienen, es el acabar con la vida de sus objetivos y poco les importa si tienen que cometer su fechoría en un sector aislado, o bien en una cancha de futbol, o si es un lugar concurrido como ocurrió ayer en el Centro Histórico. La temeridad de estos delincuentes ya no tiene límite, pues poco les importó que esas avenidas y más la sexta, son lugares muy concurridos, más los fines de semana, cuando las familias aprovechan el descanso dominical para salir a caminar, y deciden ir al Paseo de la Sexta, pues “es un sector seguro”.

Pero no es así, ya que ha quedado demostrado de que cuando de acabar con la vida de una persona se trata, la agresividad de su atacante no tiene límite. Tres jóvenes, fueron vigilados por sus asesinos, y al verlos salir del sector de la sexta, los siguieron, se subieron a su motocicleta. Los potenciales objetivos al ver que los seguían decidieron correr, y los sicarios les dispararon sin pensar en que podrían herir a inocentes. Pues el ataque culminó frente a una estación del Transmetro, en la 5a. avenida y 10a. calle de la zona 1, y quienes estaban esperando una unidad se aterrorizaron. A los agresores, como ya se dijo, poco les importó que esas estaciones cuenten con un Policía Municipal armado, ellos se la jugaron como se dice.

Pero si vemos lo que está ocurriendo, ese envalentonamiento de los grupos al margen de la ley, se ha dado, desde que se anunció el retiro de los soldados, y que la Policía Nacional Civil (PNC), iba a tomar el control de la seguridad. Uff, creo que fue flagrante error el hacerlo público, pues bien se sabe que los mareros, ladrones, y hasta el crimen organizado no le teme a la PNC, y se empiezan a ver esos nefastos resultados. Del ataque de ayer, dos hombres fueron auxiliados y llevados graves, pero con vida al Hospital General San Juan de Dios, mientras el tercero de ellos murió en el lugar. Para las familias que quedaron en medio del tiroteo, solo les queda el susto y el trauma para sus niños. Dios nos cuide de esta ola de violencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *