Vivimos en total inseguridad
A todas luces, a pesar de lo que puedan decir las autoridades del Ministerio de Gobernación en torno a la desarticulación de grupos delincuenciales, es obvio que el guatemalteco de a pie es quien mejor sabe que tienen el 10 por ciento de razón, porque en la selva de concreto las cosas son de otro modo.
Allí, en las calles, debe caminar uno con la “camisa levantada” y siempre “pilas”, para evitar ser víctima de los asaltantes y de los asesinos a sueldo, porque los ladrones, lleven o no lleven las personas objetos de valor, de todos modos golpean, agreden y hasta disparan en contra de sus objetivos, y los pistoleros acribillan a sus víctimas, sin importarles si las balas perdidas hieren a inocentes.
Por eso, para familias completas, parejas de novios o esposos, e incluso personas solas, salir a pasear o simplemente a caminar constituye un reto, pues no se sabe de dónde saldrán los delincuentes, que por lo general portan armas de fuego. Al ser víctima de un asalto, lo único que queda no solo es entregar lo poco de valor que se lleve, ante todo pedirle a Dios que le impida a uno perder la vida, que es valiosa, en las manos de estos impíos. Pero también sufren los pobres indigentes, aquellos que no tienen donde cobijarse durante la noche, pues corren el riesgo de ser atacados por enfermos mentales que, buscando saciar sus instintos bestiales, atacan a cuanta persona ven durmiendo en las banquetas, y se exponen más quienes acostumbran a quedarse solos.
Ayer fue localizado el cadáver de un hombre que decidió dormir en la entrada del Centro Cultural y Museo del Ferrocarril, en la zona 1, en donde posiblemente pensó que, por ser un lugar público y bien iluminado, iba a estar seguro. Pero fue todo lo contrario, fue atacado y asesinado. Surge de nuevo la duda, cuántos asesinos de indigentes y personas que no tienen hogar hay, que podrían ser asesinos seriales, y la PNC, durmiendo en sus sedes. Es momento de reflexionar, hay mucho derramamiento de sangre en el país, que solo nos está llevando a más violencia, que nos convertirá en una nación de salvajes, y eso no es bueno para nadie.