Dolor de un padre tras la muerte de su hijo
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UN MOTORISTA REPARTIDOR DE COMIDA RÁPIDA FUE ACRIBILLADO A TIROS, EN LA CALZADA SAN JUAN
“Kevin lindo, no puede ser, qué te pasó mijo, papaíto lindo, todavía el sábado fui a arreglar la llanta de tu moto”, así gritaba Emilio Solís sobre el cadáver de su hijo, Kevin de Jesús Solís Iquique, de 24 años, quien fue acribillado a tiros cuando retornaba de repartir comida rápida en la zona 7.
El motorista Kevin de Jesús se conducía a bordo de su motocicleta sobre la calzada San Juan y 33 avenida de la zona 7, había disminuido la velocidad para realizar un viraje y retornar al restaurante que está a pocas cuadras del lugar, según los testigos no se dio cuenta que era seguido por dos individuos en otra moto, aprovecharon que su víctima había frenado y, sin mediar palabras, uno de ellos disparó a corta distancia en la cabeza de la víctima, quien resultó con el casco perforado, segundos después se desplomó en el suelo.
Tanto los pasajeros que viajaban en un bus urbano en ese momento, automovilistas y peatones presenciaron cuando era asesinado a tiros el motorista, inmediatamente llamaron a los bomberos Municipales que asistieron a la víctima, pero al evaluarlo verificaron que tenía múltiples heridas en la cabeza, la muerte fue en el acto. Tras el atentado, los sicarios se dieron a la fuga rumbo hacia al centro de la ciudad, nadie intervino para impedir el crimen, pero las dos cámaras de vigilancia instaladas en el crucero captó las escenas de los hechos.
Había entregado un pedido
Personeros de la empresa de comida rápida donde laboraba la víctima indicaron que Kevin de Jesús Solís venía de regreso al restaurante, luego que culminó la ruta de repartir hamburguesas, tenía cuatro meses de trabajar ya que era empleado temporal.
Momentos de dolor
Mientras en la escena del crimen se vivieron momentos dramáticos cuando acudió el señor Emilio Solís, quien antes de entrar a la escena del crimen se había bajado de un bus extraurbano, se cruzó la calle en medio de numerosos vehículos, y ni siquiera se percató por la misma desesperación y angustia si era de verdad o falsa la información de la tragedia familiar. Sin embargo, al levantar la lona, inmediatamente pegó el grito al cielo al ver que se trataba de su hijo abatido a tiros, lloró amargamente sobre el cadáver.