Es un ejemplo claro de voluntad
Lo ocurrido ayer con el arresto de 64 personas, todas vinculadas a las denominadas maras, que no son más que grupos criminales y, por lo tanto, ser tratados como tal, es una muestra clara de la voluntad que tienen las actuales autoridades del Ministerio de Gobernación de devolver la seguridad a los guatemaltecos. Ya que como de todos es sabido, los integrantes de dichas gavillas, personas de todas las edades, todos dedicados al chantaje, al robo, a la extorsión, al tráfico de armas, drogas y a asesinar a quienes no hacen lo que ellos quieren, y que no tienen ninguna piedad para con sus víctimas.
Entre el grupo numeroso de delincuentes capturado al cual nos referimos, está el caso de la captura de Jorge Alfredo Arredondo López, de 38 años, alias “el Viejo Jorch”, cabecilla de la clica “Crazzy Chapín”, quien se subía a las camionetas y visitaba las colonias disfrazado de payaso, su objetivo en realidad era pasar desapercibido para hacer de las suyas o bien alertar a sus cómplices de que “no había moros en la costa”, como dice el refrán, para que sus esbirros asesinaran a pilotos, tenderos o cualquier otra persona que les cayera mal.
Por eso es de felicitar a las fuerzas de seguridad por el vasto operativo realizado, con el cual pusieron tras las rejas a estos sujetos, pero además deben saber que tienen la obligación de ubicar al resto de vándalos que están en la lista y que lograron escabullirse. Además, deben poner en práctica ciento por ciento el plan de bloqueo de celulares en las prisiones, y en un área de más de 500 metros a la redonda, a efecto de evitar que los jefes de las pandillas sigan dando órdenes a sus secuaces para que extorsionen y amedrenten a sus víctimas con llamadas intimidantes.
Debe existir un control estricto de quiénes llegan a visitar a los reos, sean pandilleros o no, para darles seguimiento y ver que no estén involucrados en hechos delincuenciales. Ya es hora que las autoridades les pierdan el miedo a los mareros, y que los enfrenten tal y lo que son: criminales, porque ellos “no se tientan el alma” para disparar a inocentes, muchos menos a la Policía Nacional Civil (PNC). Que los menores asesinos sean juzgados ya como adultos y se les envié a prisiones de máxima seguridad.