Es toda una tradición por qué sentirse aludidos

Para quienes celebran la tradicional “quema del Diablo”, la cual se realiza el 7 de diciembre de cada año, el regreso a donde estaba originalmente “La Diabla”, la efigie con características de mujer que fue brutalmente censurada, ya que ofendió a más de algún puritano de la Ciudad Colonial, quienes alterados buscaron los medios para que la retiraran. De esa forma y por varios días, la frustrada “Diabla” fue quitada por serviles agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) que la trasladaron y la dejaron en el predio donde tienen sus vehículos, no sin antes dañar la estructura de dicha efigie.

Qué pena, de verdad qué pena, y no es solo por expresarlo, la presencia de “La Diabla”, un muñeco de papel al cual le van a prender fuego a las seis de la tarde del miércoles, haya causado tanto escozor en alguien.

Debe recordarse que la tradición marca con la “quema del Diablo” el inicio de las fiestas de la Navidad, la cual finaliza el 24 de este mes con la Noche Buena, y que todos los años las personas sacan basura, papeles y queman muñecos alusivos a Satanás, que según ellos va a alejar los malos espíritus de sus viviendas. Claro, esta vez los antigüeños no se cruzaron de brazos y acudieron a las instancias legales para que les reintegraran “La Diabla”, lo que al final ocurrió, pues reconocieron que es solo un muñeco de papel que forma parte de un festejo popular, y que su existencia finalizará ese día.

Entonces por qué el alboroto, por qué tanto escándalo, si lo único que provocaron con su “falsa modestia” y calor de santurrones fue el llamar más la atención, pues todo el mundo se enteró de que “La Diabla” hizo de las suyas en La Antigua Guatemala.

Lo más cómico de todo esto es que ahora que regresó lo hace a lo grande, y con un retoño, un “pequeño diablito”. Pero en fin, todo es parte de una tradición que data desde el siglo XVI y que, a partir de allí, todos a esperar la Navidad. Eso sí, a doña “Diabla” le pintaron un brassier, ya que era una disposición oficial, pecan de puritanos o bien desean demostrar que pueden callar a las personas e imponer censura, lo cual al final sería muy peligroso. Pero por favor señoras y señores, disfruten de la tradición y no amarguen sus vidas.

 

 

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