La manzana de la discordia: una prisión
La construcción de la cárcel en un área del municipio de Villa Nueva, que ha enfrentado a pobladores con las fuerzas de seguridad, ha dado un nuevo giro, tras la suspensión de los trabajos por parte del Concejo Municipal de esa localidad. El anuncio hecho por el alcalde Edwin Escobar a finales del mes que recién pasó, le cayó como balde de agua fría a las autoridades del Ministerio de Gobernación, quienes ven cómo otro “muro” se levanta en contra de su idea de edificar una prisión.
Los pobladores de varias colonias cercanas a donde se pretende finalizar la obra, desde un principio expresaron su inquietud de rechazo a las intenciones de las autoridades de la cartera a cargo de brindar seguridad a la población, de llevar un presidio cerca de sus vivienda, pues consideran que con ello se elevará aún más los niveles de violencia en la zona, que ya de por sí es una de las más conflictivas y marcadas por muchas empresas como “zonas rojas”.
Por lo tanto, con el afán de que sus sectores no sigan siendo marginados con este calificativo, los habitantes han realizado no solo manifestaciones en el parque de Villa Nueva, sino han bloqueado el kilómetro 22 de la ruta al Pacífico, tal y como ocurrió el 10 de octubre recién pasado, que degeneró en violentos enfrentamientos entre los manifestantes de varias colonias, que se atrincheraron en la compleja entrada a las colonias Santa Isabel con los grupos de antimotines de la Policía Nacional Civil (PNC), estos últimos superados por momentos por los cientos de inconformes que les lanzaron de todo.
La instalación carcelaria, a decir del viceministro de Seguridad, Ricardo Guzmán, será un lugar donde estarán las mujeres con sus hijos, y presos que tengan enfermedades terminales y ancianos, y que según él van a cumplir con los requisitos que les exigen las autoridades municipales.
Pero lo cierto de todo esto es que, a pesar de que ambos aducen tener la razón, han olvidado algo que debe ser fundamental en todo proceso, el diálogo, el cual por razones que se ignoran, una de las partes se ha negado a aceptar, en este caso el Ministerio de Gobernación. Es necesario que se olviden de sus intereses y acudan a conversar, porque este pulso no les dejará nada bueno, si se encaprichan. El sabio escucha y atiende.