Editorial

El dolor de una madre

Ayer fue un día de dolor para una mujer guatemalteca, a quien la vida le jugó una mala pasada, pues de tajo le arrancaron lo más preciado para una madre, sus hijos.

Esta triste historia se inició el pasado 27 de septiembre, cuando las torrenciales lluvias caídas en Villa Nueva ocasionaron una correntada que arrastró a dos hermanitos, quienes fueron a caer al turbulento río Platanitos, el cual se los tragó.

La angustia de esa pobre mujer fue tal, pues para mantener a su familia ella trabaja como doméstica y dejaba al cuidado de otra persona a sus tres hijos, dos varoncitos y una mujercita, que al regresar y no hallar a los dos niños, además de no recibir una respuesta adecuada de quien los cuidaba, los buscó por todos lados y nos los halló, hasta que alguien le informó que la correntada los había arrastrado.

Tres días después, el primer puñal se clavó en el corazón de Francisca Herrera, pues fue notificada que en aguas del lago de Amatitlán habían hallado el cuerpo de un niño, al llegar estableció que se trataba de su pequeño Eduardo, de 6 años.

Pasaron los días y la angustia crecía para la afligida madre. Ayer, el segundo puñal se incrustó en su corazón,  el dolor se hizo mayor, pues en lo que se conoce como el Cañón del río Platanitos, unos labradores vieron el cuerpo de un niño y alertaron a los Bomberos Municipales Departamentales que rescataron el cadáver.

Al llegar la afligida mujer, sintió que su mundo se derrumbaba, pues frente a ella estaba el segundo de sus hijos varones,  presa de dolor soltó en llanto. Es una tristeza que no se puede describir en palabras, lo que esta adolorida mujer sentía.

De esta triste historia, lo que se debe rescatar, es que debemos de cuidar a nuestros hijos, y si vamos a trabajar, porque la necesidad lo demanda, es imperioso que la persona a quien le confiemos el cuidado de nuestros retoños sea una persona que asuma la responsabilidad de cuidarlos.

Deseamos que Dios dé fortaleza al corazón de esta madre, y que su dolor sea mitigado con bálsamo de amor que solo Él puede dar.

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