Historias

HAY QUE LUCHAR POR DARLES UN MEJOR FUTURO

La vida no siempre es como uno la desea, y no a todos nos provee de un lugar apropiado, de un punto donde se pueda desarrollar un hogar. Hoy, cuando celebramos el Día del Niño, queremos honrar a todos los pequeños que luchan por salir adelante, a los niños que buscan, en medio de su pobreza, un mejor futuro.
Hoy les traemos la historia de las hermanitas López, la cual puede ser la de muchos infantes, a quienes la vida no les ha sonreído con lujos, y deben salir adelante junto a sus padres, o bien solo junto a sus mamás, todos ellos son ejemplo para otros pequeños.

Llevan una vida diferente
Yanira y Zuleidy López, de 7 y 8 años, respectivamente, originarias del caserío La Línea, hijas de María López, a quien las pequeñas acompañan todos los días para buscar objetos que puedan rescatar y vender.
“A veces encontramos juguetes, algunos están en buen estado y los llevamos para jugar, ya que no tenemos. Nos encantan los peluches, y hoy (ayer) encontramos uno, nos alegra tener uno y lo compartimos entre las dos”, decía Zuleidy.
Las pequeñas se alegran cuando encuentran algo que pueden reciclar, ya que al dárselo a su mamá, junto con lo que ella reúne, al venderlo tienen dinero para poder comer.

Les gusta estudiar
Ambas acuden a la escuela del caserío La Luna,  y como buenas hermanitas están en párvulos. “Nos gusta estar juntas, jugar y comprar algo en la refacción con el dinero que mi mamá nos da, cuando vende bastantes cosas, por eso nos gusta ayudarla reuniendo aquí todo lo que se pueda vender”, dijo una de las pequeñas.
Para doña María, sus pequeñas son su mayor anhelo y satisfacción, ya que ellas le dan el valor que la vida requiere, “sin ellas no sabría qué hacer. No tengo trabajo fijo, por eso tengo que venir a recolectar para vender. Dios ha sido bueno con nosotras, y nunca nos deja”.
Agregó que como madre de las pequeñas “le es triste la situación de pobreza en la que viven,  pero aún así sigue adelante. Quisiera que el Día del Niño fuera especial, llevarlas a comer a un lugar bonito, pero no cuento con los recursos  para hacerlo”.

Sus anhelos
Una de las pequeñas desea ser profesora, la otra dice que su vida va a cambiar y que luchará por estudiar mucho, para que cuando sea grande poder graduarse de doctora, porque aunque la escuela les queda a cuatro kilómetros de donde viven, con gusto van todos los días.
“Yo sé que Dios le va a dar a mi mamá un trabajo, y tendrá para que podamos vivir mejor y salir adelante”, dijo Zuleidy.

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