“No hay día que no llore por mi hija ”
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JOSÉ HIDALGO VIVE MOMENTOS DIFÍCILES, TRAS LLEVAR DOS MESES DE NO SABER DE SU PEQUEÑA
“Adiós papi, con cuidado, que Dios te bendiga”, fueron las últimas palabras que el futbolista de Universidad de San Carlos, José Hidalgo, escuchó de su pequeña hija Liseth Alejandra Hidalgo Marroquín, de tan solo 7 años, quien desapareció junto a la mamá, esposa de José. Hoy, el defensor del conjunto sancarlista lleva dos meses de no saber de ellas.
El 11 de agosto pasado, recibió la más dura noticia en su vida. Luego de no saber por varios días de su hija, quien supuestamente andaba en un retiro cristiano con la mamá, en Jutiapa, José se preocupó y decidió averiguar cómo se encontraban ambas, pero al platicar con una familiar de su esposa, se enteró que nunca hubo un retiro y que había escuchado que ella partiría con otros familiares a Estados Unidos, fue ahí cuando el mundo se le derrumbó al futbolista.
“Enterarme de eso fue algo muy duro, en ese momento empecé a llorar como un niño y en mi desesperación empiezo a gritarle a Dios que me diera fuerzas, porque fue una noticia impactante al saber que mi hija y mi esposa habían desaparecido”, dijo José con la voz entrecortada. Si bien José admite que estaba separado de su esposa, no entiende el porqué tomar este tipo de decisiones que no solo le afectan a él como papá, sino también a la pequeña Liseth, quien estaba muy identificada con su papá.
“A veces los adultos cometemos errores o tomamos decisiones sin pensar en las consecuencias, creo que hoy más que nadie la afectada es mi hija, porque estoy seguro que ella me ha de extrañar como yo a ella, y ha de preguntarse por qué no ha sabido de mí en tanto tiempo, cuando ella estaba acostumbrada a estar comunicada conmigo a diario, de hecho yo viajaba de 2 a 3 semanas a Mazatenango para verla y compartir con ella, ir a comer o al cine, y hoy eso estoy seguro que ambos lo extrañamos”, aseguró.
UN GIRO ROTUNDO
A partir de ese día, la vida de José Hidalgo ya no ha sido la misma, ha tenido que aprender todos estos días a vivir en la incertidumbre, sin saber cómo está su pequeña “ratía”, como él llama con amor a Liseth. Hay muchas cosas que extraña y que a veces le cuesta conciliar el sueño, solo de saber que ya no escucha su voz, para darle los buenos días o mandarle un beso de buenas noches.
“Han sido días muy difíciles para mí, saber que no puedo hablar con mi “ratía”, la extraño muchísimo, y vivo al pendiente de mi celular esperando ese día, sé que Dios me lo otorgará y entrará la llamada de mi esposa y me comunicará a mi hija y al fin poderla escuchar y saber que se encuentra bien, es lo que más añoro. Quiero sabe donde están, sé que están en Estados Unidos, pero a ciencia cierta no en qué ciudad, si ella (su esposa) me llamara y me dijera que no piensa en volver, no importa, yo haría el esfuerzo por irlas a visitar, y si piensa en volver que lo haga, de corazón yo acá las espero. No existe rencor, enojo, y eso Dios lo sabe perfectamente, solo quiero volverlas a ver, porque las extraño”, agregó el futbolista.
LLENO DE FE
José asegura que no tiene ninguna demanda en contra de su esposa, por haberse llevado a su hija, solo quiere volver a verla, abrazarla y decirle cuánto la ama, porque al sol de hoy no ha dejado de llorar su ausencia, y asegura que su pequeña lo ha de extrañar también.
“Somos uno para el otro, a pesar de su edad, ella ya asimilaba muchas cosas, y sé que me extraña, lo presiento. Esos días de ir a comer, salir al cine, o simplemente ver juntos la televisión ya no se dan, y eso lo lloro a diario. Pero trato la manera de mantenerme tranquilo, sé que esto es decisión y una prueba que Dios me ha puesto, su tiempo es perfecto y sé que él me la traerá de vuelta, o yo iré a verla. Todos los días rezo y pido por ella, por mi chiquita”.
A pesar del calvario que vive el jugador de la “U”, ha tenido que continuar con su carrera y saber separar una cosa de la otra, pero también le ha dado fuerza para seguir creciendo profesionalmente y lo hace en honor a su hija. “Es difícil mantener la concentración en los entrenos o en los juegos, pero Dios me ha ayudado, y lo hago por mi hija, porque ella es mi inspiración, lo hago por ella, por aquellos días cuando me iba a ver jugar, ella es mi fuente de inspiración, y mientras yo trabajo, Dios hará su obra”, finalizó José con un suspiro.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
En resumidas palabras, José Hidalgo envía un mensaje a su esposa, esperando volver a tener comunicación con ella. “Quiero que sepas que las quiero, las extraño, extraño los momentos que pasábamos antes, yo aquí estoy, con los brazos y el corazón abierto, esperando a que vuelvan, con toda la disposición de hablar y arreglar las cosas como adultos, por el bienestar de la nena, y acá estoy para lo que necesite y pueda ayudar solo llámame. O, si es necesario, yo viajo a donde estén para reencontrarnos de nuevo.
Lo único que quiero es que volvamos a ser felices, que todo esto se arregle, ante Dios, no hay rencores, y jamás voy a actuar legalmente, solo quiero que regresen y se lo prometí a Dios, que quiero que volvamos a darnos una nueva oportunidad y estemos nuevamente juntos los tres. Que Dios las guarde, espero estén bien, cuídense y acá estaré ansioso esperando que regresen, las quiero”.
TE EXTRAÑO “RATÍA”
Asimismo, Hidalgo envía este mensaje directo a su hija Liseth: “Tú sabes que eres mi ratía, eres mi vida y mi felicidad, donde quiera que estés yo sé que me extrañas y me amas como yo a ti, mi amor crece por ti, estás en mis pensamientos siempre, te prometo que pronto volveremos a estar juntos y seremos mucho más felices.
Quiero que seas feliz, que estés bien, por ahora cuídate mucho, Dios decidirá cuándo volvernos a reencontrar, mientras tanto hazle caso a tu mami, ella te ama mucho como yo también te amo a ti, nos vemos pronto”.