Una cuestión de cifras
Dos instituciones dieron a conocer ayer estudios sobre la violencia en Guatemala. Según el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), la tasa de homicidios del país está en 33 casos por cada 100 mil habitantes. El Instituto de Progreso Social de Guatemala, por su lado, sostuvo que ese indicador alcanza 34.5 víctimas por cada 100 mil habitantes.
Las cifras podrían ser alentadoras si se comparan con las de 2009, cuando el índice llegó a 48 por cada 100 mil. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Y en esto de los cálculos matemáticos, esa reducción de 15 puntos no tiene que ver con la realidad que todos percibimos diariamente. Resulta que en 2009 morían asesinados diariamente 15 guatemaltecos. Siete años después, el número no ha variado. Lo que ha cambiado es la cantidad de guatemaltecos que sirven de base para calcular el indicador. Entonces, la cifra puede ser matemáticamente correcta, pero mentirosa, porque los homicidios no han bajado de cantidad.
Cuestión de cifras, dirían algunos. Pero lo cierto es que los guatemaltecos siguen muriendo por razones violentas, sin que aparentemente pueda hacerse algo, al menos de manera inmediata.
Los expertos, con quienes estamos de acuerdo, dicen que para erradicar totalmente esta violencia debe trabajarse arduamente en reducir la pobreza a través de programas educativos y de atención en salud, los cuales permitan mejores condiciones de vida para los habitantes. Eso, por supuesto, significará mayores y mejores oportunidades que faciliten elevar los ingresos familiares, pero también trabajos de mayor calidad, basados en una mayor profesionalización de los habitantes.