Nos cuesta vivir en paz
Los intentos militares por derrocar a los gobiernos que no son de su predilección, siguen dándose en el mundo. Y la violencia usada en esos intentos, cobrando víctimas.
Turquía fue ayer el escenario de una intentona de ese tipo. Y decimos intentona porque, hasta el cierre de esta edición, no quedaba claro quién finalmente estaba al mando del país. Los golpistas hacían notar en sus comunicados que mantenían el control, mientras que el presidente de esa nación salió al paso con una conferencia de prensa, asegurando que todo el terreno perdido había sido recuperado por las fuerzas leales a su mandato.
En apariencia, todo indicaba que el grupo alzado está en contra del extremismo islamista del mandatario. Sin embargo, las marchas y manifestaciones populares, que recorrieron las calles principales del centro de Estambul, la capital turca, dan la idea de que Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, cuenta con algún importante respaldo de la ciudadanía.
Lo más lamentable en todo esto es el elevado número de pérdidas humanas, 45 muertes al cierre de nuestra edición, pues a estas alturas del siglo XXI las sociedades debieran ser más tolerantes y buscar la unión en la búsqueda del bien común.
Las confrontaciones no llevan a ninguna parte al mundo. Pero si en lugar de enfrentarnos por nuestras diferencias, buscamos cómo ayudarnos mutuamente, seguro todos viviríamos mejor y lucháramos por seguir creciendo juntos.
Lastimosamente, en todas partes se cuecen habas, Guatemala no es la excepción. Veamos las actitudes de casi todos los sectores, y veamos cómo siempre buscamos la confrontación en lugar de la unidad.