Recuerdan a los caídos
45 mil razones para no olvidar a los que ya no están.
Por un minuto, el cielo capitalino dejó ayer de tener ese azul límpido que dejan las tormentas tras de sí y se tiñó de colores: amarillo, blanco y un rasguño rojo que lo atravesó en la capital guatemalteca, como la huella permanente que acompaña a los 45 mil desaparecidos del conflicto armado interno.
Fue un pequeño gesto, apenas medio centenar de personas, pero significa mucho más: es el relato de un sociedad que quiere «aprender del pasado, para que este no vuelva a suceder», subrayó a Efe el dirigente del Centro de Acción Legal para los Derechos Humanos (Caldh), Juan Francisco Soto.
En el país, partido por el odio mutuo que causaron los 200 mil asesinados, no todos quieren entender el pasado: cuando 14 militares fueron enjuiciados el pasado mes de enero por la desaparición de 558 indígenas durante el conflicto armado interno (1960-1996), centenares de personas salieron a la calle para reclamar su liberación.
Una estrategia «negacionista», asegura Soto, que ha repetido el Estado desde la firma de los Acuerdos de Paz: los propios libros de texto obvian los detalles de aquella época, impidiendo a los jóvenes guatemaltecos entender su propia historia.
Relato
Historias como las de don Pedro, un agricultor de la aldea Ilom, en el departamento de Quiché, quien un 23 de marzo de 1982 vio cómo los miembros del Ejército prendieron fuego a toda la aldea, matando a 95 personas.
«Nos dieron 15 minutos para recoger nuestras pertenencias y marcharnos», recordaba don Pedro el pasado mes de mayo a Acan-Efe, sin dejar de levantar ese sombrero bajo en el que esconde su piel cansada.