La violencia que no acaba
La violencia imperante sigue cobrado más víctimas. En Guatemala, no menos de 15 ciudadanos pierden la vida diariamente a causa de este fenómeno social. Aunque superados por El Salvador y Honduras, nuestra tasa de homicidios sigue siendo de las más altas de América Latina, quizás la región mundial más peligrosa para la vida humana.
Dicen los que construyen estadísticas que, al menos 34 de cada 100 mil habitantes mueren cada año en este país de manera violenta, unos 5,440 casos. Esa es una cifra elevada, aunque mucho menor que en 2009, cuando llegó a 48, significando más de 7 mil casos.
Ayer, una de las víctimas del día fue un joven que apenas había llegado a la mayoría de edad. Su oficio, ayudante de la ruta 37, brocha como les llaman, pero ganando el pan diario con el sudor de la frente. Atacado por dos moto sicarios, su cuerpo quedó tendido con varias perforaciones de bala en los alrededores de la colonia 4 de Febrero, en la zona 7, a uno de los costados del Anillo Periférico.
Marvin Crispín Pretzatzin García era su nombre. Su corta existencia llegó al final a manos de hombres que se dedican a arrebatarle la vida a personas a cambio de dinero. Y la Policía, bien gracias. Seguro Marvin pasará a formar parte de los múltiples expedientes que existen en el Ministerio Público, archivados como asesinatos por la violencia común, de esas investigaciones que jamás llegan a descubrir a los hechores materiales, menos a los intelectuales.
Urge que se apliquen las políticas que buscan erradicar la delincuencia, pues de otra manera seguiremos viendo con indolencia a más guatemaltecos caer cada día.