Ricardo Arjona: Cuenta su biografía literaria
Con su nuevo disco, “Apague la luz y escuche”, Ricardo Arjona le entra a lo puramente acústico, acompañado de su inseparable guitarra.
Así lo sabemos porque hoy el cantautor lanza el primer sencillo de este álbum, “Nada es como tú”.
La canción, que trata de que las decisiones las tienen en sus manos los que se hacen dueños de su propia vida, cuenta con un videoclip grabado en Nueva York, en el cual se descubre uno de los muchos ángulos desde los que se puede entender esta canción.
Historia de vida
Arjona también comparte desde hoy una narración en la que cuenta su historia y la de su familia por medio de una “Biografía literaria”, la cual reproducimos a continuación para que la conozcas.
Biografía Literaria: Ricardo Arjona
Yo nací en Cádiz, España, en el año 1855. Me llamaba Juan Arjona. Mis padres fueron Don José Arjona y Doña Josefa Vartelo.
Después de una vida sin rastro, salvo por unos cuantos hijos, 2 novias y una esposa, morí de tisis a los 37 años, y tres de mis hijos se hicieron al mar en busca de cualquier cosa.
Nací de nuevo como Ricardo Arjona Fassen en 1891. Mi madre, Ana Figueroa, murió justo el día en que yo nací por complicaciones en el parto.
La escasez y la muerte de mi padre me llevaron a un nuevo continente junto a dos de mis hermanos; que llegamos a Guatemala, meses después, uno de ellos de profesión payaso se dirigió al sur y jamás volví a saber de él; el otro se fue al norte, justo al sur de México y le perdí el rastro para siempre.
No me quedó más que quedarme conmigo y con la continuación de mí que se fueran dando.
Radiqué en Tecpán Guatemala y puse una panadería. Aurora era mi esposa y con ella concebí varios hijos, uno de ellos, Ricardo.
Cuando Ricardo Arjona Moscoso cumplió los seis años, a mí me dio por morirme, y no me quedó más que empacar mis cosas y buscarme un lugar en el cuerpo de mi hijo para perdurar unos años más.
Viví en Tecpán Guatemala hasta los 15 años, cuando fui a parar de interno en la escuela para maestros de La Alameda.
Después de tres años graduado y con ganas de conocer el mundo, un nombramiento del Ministerio de Educación me llevó a un pueblo llamado San Agustín Acasaguastlán, donde conocí a Mimi, una maestra empírica, guapa, alta y con la que me casé, años después por culpa de un accidente con nombre de mujer que hoy es mi hija mayor.
Hoy, soy el tercer hijo de Ricardo y Mimi, nací en un pueblo que se llama Jocotenango, donde mi padre fue maestro de la escuela por algunos años.
No tuve una historia importante, nunca me destaqué en la escuela, salvo por mis desórdenes de conducta y uno que otro gol en la liga escolar.
A los ocho años mi padre me regaló una guitarra y me reencontré con Juan, mi bisabuelo español, que quiso ser músico hasta que la tuberculosis le arrebató la vida.
Quizá fue por eso que cuando tuve el instrumento en mis manos fue como reencontrarme con mis ancestros, tan lejanos, inciertos y desconocidos como las profundidades del mar y del tiempo que nos separaron por siempre.
Hoy, podría abundar diciendo las cosas que dijeron tantas veces. Los discos que tengo, las canciones destacadas, los premios conseguidos y hasta hacer una biografía lo suficientemente completa como para lucir, después de leerla, mucho más grande de lo que realmente soy.
Hoy es el 2016, soy el cuarto de los Arjonas que habité, dos de ellos nacidos en el Viejo Continente y los últimos dos, Ricardo Arjona Moscoso y yo Ricardo Arjona Morales nacidos en Guatemala.
Tengo una moto Harley que soñé siempre; tengo las deudas pagas, por lo menos las del dinero; 16 discos unos mejores que otros y desde hace algunos años vivo en cualquier lugar, donde se pueda, donde me deje este ir y venir que provocan las giras.
Últimamente y después de un viaje tan viaje como una gira de más de 120 conciertos, me quedaron unas ganas furiosas de huir del ruido y reencontrarme a mí y a las canciones con el silencio de los momentos básicos y los momentos en soledad.
Apagué la luz y escuché lo mucho que yo mismo me ocultaba, rescate las canciones olvidadas de mi pasado y las puse todas a punta de guitarra y voz en un disco con ganas de olvidar que un día estuvieron tan vestidas que ocultaron su verdadera belleza.
Soy Ricardo Arjona, la cuarta generación de luchadores necios que optaron por mudarse de lugares para no embarrarse de costumbre y de las cosas que te hacen pertenecer a un solo lugar.