Sucumbe el Lago de Amatitlán
Lejos han quedado aquellos fines de semana en el Lago de Amatitlán, cuando las familias paseaban en lanchas en sus azuladas aguas, degustaban las mojarras, viajaban en el tren que cruzaba “El Relleno” y esperaban a las vendedoras de comida que ofrecían su mejor opción gastronómica.
En días recientes, este recurso natural ha vuelto a ser noticia a causa de toneladas de basura arrastradas por las primeras lluvias de este año, situación que no es nueva y poco se ha hecho para evitar la agonía del lago, una de las atracciones turísticas del país.
La Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA), creada el 18 de septiembre de 1996, con el propósito de recuperar este recurso hídrico, ha identificado una serie de problemas que a juicio de su director, Óscar Juárez, resolverlos es cuestión de voluntad, recursos económicos y legislación.
CONTAMINACIÓN DESCONTROLADA
Juárez explica que cada año llegan al lago más de 45 mil metros cúbicos de desechos. Pero el problema más grave es otro.
“El lago está perdiendo terreno. La sedimentación producida por la erosión está llegando por medio del caudal de los ríos, y está reduciéndolo”, indica Juárez.
Asimismo, las aguas contaminadas de los municipios de Guatemala que no tienen un tratamiento adecuado, lo han convertido en un estanque de agua verde y con mal olor.
FALTAN RECURSOS
El director explica que AMSA no cuenta con los recursos para trabajar de forma adecuada. El presupuesto es bajo y hay que invertir en las nueve plantas de tratamiento que están abandonadas.
Señala que hubieran hecho mucho con el presupuesto otorgado a Tarcic Engineering, para la compra de 23 mil litros de una “sustancia mágica” por un monto de Q22.8 millones y Q115 millones por aplicarla, contrato por el que está ligada a proceso legal la ex vicemandataria Roxana Baldetti y otros exfuncionarios.
Juárez señala que el mayor problema radica en la falta de una ley de aguas cuya discusión lleva más de dos décadas, sin un avance real. Además, las municipalidades del país no tienen reglamentos claros en el control de desechos, concientización ni sanción en la descarga de aguas residuales y desechos sólidos en la cuenca que alimenta el Lago de Amatitlán.
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