Psicópatas armados en las carreteras

La trágica experiencia que le costó la vida al señor Jorge Mario Molina, ayer, en el tramo de ingreso de la carretera a El Salvador a la ciudad de Guatemala, es un ejemplo más de la grave enfermedad de violencia e impunidad que impera en nuestro país.

Molina viajaba acompañado de su sobrina Dina Lisbeth Osorio poco antes de las 07:00 de la mañana; al acercarse al bulevar Los Próceres maniobró para cambiar de carril, lo que provocó el enojo del conductor de otro vehículo, desde el cual le hizo un disparo que hirió el brazo de Osorio y penetró en la espalda de su tío, causándole la muerte.

Es conocida la tensión que acumulan los automovilistas durante las horas pico, hay múltiples expresiones de mal humor y agresividad verbal, pero en una acción violenta como la descrita, se está ante la conducta de un psicópata.

Estos enfermos tienen como rasgos comunes la impulsividad y la agresividad, son personas violentas e irresponsables a quienes no les importa el resultado de sus actos.

Eso fue lo que ocurrió ayer, un irresponsable con un arma de fuego en la mano que actuó impulsivamente, sin que le importara el daño que causaría. Hoy se lamenta la muerte de un hombre trabajador y por la calle sigue libre el enajenado que lo asesinó por la espalda.

Es posible que este crimen se sume a los miles de casos de homicidios que todos los años quedan impunes sin ser aclarados y sin castigo para los victimarios.

En lo que va del año, según datos del Inacif, en todo el país se han asesinado 1,840 personas. De ellas, 1,340, es decir, 73% han fallecido a consecuencia de heridas por arma de fuego. ¿Qué esperan las autoridades para llevar a cabo efectivas campañas de despistolización?

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