Víctimas inocentes de la rivalidad entre pandillas
Mientras las autoridades, tanto del Ministerio Público (MP) como de la Policía Nacional Civil (PNC), buscan desarticular las bandas de criminales, entre estas las famosas clicas de las maras, léase “Barrio 18” y “Salvatrucha”, estas han proliferado y hacen de las suyas a su sabor y antojo. Ayer, mientras las autoridades capturaban a un extorsionista en Chinautla, otros daban muerte a tiros a un piloto de un bus urbano en la zona 16, en otro caso muy lamentable.
El detenido es Eddy David Barrios Ruiz, de 21 años, alias “el Enano”, integrante de la clica “Crazzy Rich” del “Barrio 18”, quien fue sorprendido en su vivienda, en la colonia San Julián, un extorsionista a quien los vecinos le tienen miedo por lo violento que es. Junto a él cayó el María del Carmen Véliz Estrada, a quien los agentes le hallaron Q28 mil, supuestamente producto de las extorsiones, boletas de depósitos bancarios y listados de nombres de sus víctimas, ella fue ubicada en avenida San Marcos de la colonia San Luisa, siempre en Chinautla.
Estas acciones las aplaudimos, porque se está retirando de las calles a este tipo de lacras que no sirven para nada. Pero mientras esas capturas se realizaban, en el extremo de buses de la colonia Lomas de Concepción, en la zona 16, un sicario que se hizo pasar por pasajero dio muerte a tiros a Juan Daniel Colop Gutiérrez, de 47, piloto del bus de la ruta 2.
Este caso es lamentable porque, a pesar de estar haciendo el esfuerzo por pagar la cuota extorsiva exigida, los mareros ordenaron a sus esbirros que le dieran muerte al infortunado piloto. Al parecer, hay división en las filas de las clicas de los mareros, ya que se están apropiando del dinero, y no lo reportan a sus jefes que, como seres no pensantes, se imaginan que la persona a la que extorsionan no pagó y la mandan a matar. A estos delincuentes se les aplica el proverbio de “ladrón que roba a ladrón…”, porque su misma gente se les está revelando. Lo único lamentable es que personas trabajadoras están pagando los platos rotos de los pleitos entre los mareros.